La gestión colectiva de un desborde

Vivir un desahucio es, sobre todo, gestionar el desborde, la exclusión, la tristeza y el miedo, el “miedo a saber que te quedaras en la oscuridad, a que te olviden”. Así lo expresó Diego, de 6 años, en el segundo de los talleres que realizamos con niñas y niños que atraviesan uno de los episodios más dolorosos de sus vidas recién estrenadas y que da origen al título de este informe.

Y es que trabajar en investigación participativa con la infancia y adolescencia requiere de la aplicación de técnicas creativas y lúdicas que garanticen un espacio confortable en donde la información fluya de forma natural. Nuestros talleres iniciaban con la luz apagada y en silencio, para que cada uno de los participantes pudieran expresar sin obstáculos su estado emocional y fuera definiendo poco a poco la forma en la que cada compañero de al lado iba vestido: el color de su pelo, la ropa, los zapatos. Al ir poco a poco introduciendo luz en la sala, su capacidad de describir era mayor, lo que nos daba pie a transmitir el sentido de un diagnóstico y a compartir con los y las participantes el sentido comprometido de la investigación, la que ha ido desvelando la realidad social de los desahucios cuanto más foco se ha puesto sobre ella y sobre las y los afectados más vulnerables del conflicto.

La presente investigación tiene como punto de partida el interés de un grupo de investigadoras y activistas sobre el impacto en las vidas de las familias, niñas y niños desde un enfoque de derechos, producido por los procesos de desahucio en sus principales espacios de su desarrollo: familia, escuela y comunidad. Un interés que vino motivado por la combinación de dos elementos. Por un lado, hacia septiembre de 2014, comienza a percibirse un cierto “agotamiento o fatiga” social sobre el impacto mediático de los desahucios en la opinión pública. Tras una larga escalada del número de ejecuciones hipotecarias desde los inicios de la crisis financiera, la presión social empuja el replanteamiento normativo del conflicto, iniciándose tímidamente algunas reformas legislativas y desplazando el juego de la opinión pública hacia otras problemáticas. En este sentido, cabe destacar la labor de presión realizada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), organización social formada por las propias personas afectadas que surge en el año 2009 ante la ausencia de respuesta por parte de las instituciones públicas al problema de los desahucios en el Estado español. Desde entonces, esta organización ha seguido creciendo y en la actualidad hay más de 290 organizaciones distribuidas por todo el territorio español.

Por otra parte, tanto en los medios de comunicación como en los estudios que venían abordando el tema de los desahucios centraban su objetivo principalmente en los impacto en la salud y en otras dimensiones psicosociales de las personas afectadas, siendo éstos dirigidos exclusivamente al colectivo adulto. La infancia, una vez más, queda invisibilizada ante una de las mayores vulneraciones de derechos que se están produciendo en nuestro país: el desalojo forzoso de sus hogares sin alternativa habitacional. Y es que cada día se siguen produciendo en España una media de 159 desahucios de vivienda por el impago de la hipoteca o el alquiler, y se estima que entre el 70% y 80% de estos desalojos tienen lugar en familias con menores de edad a su cargo (UNICEF, 2012; Comisario de los Derechos Humanos del Consejo de Europa, 2013). Aunque vemos que los niños y niñas están presentes en la mayor parte de los mismos, apenas se ha investigado ni se ha denunciado sobre las implicaciones que tiene en sus vidas cotidianas aunque sí ha habido algunas referencias que conviene mencionar.

En 2013, y tras su visita a España Nils Muižnieks (Comisario Europeo de Derechos Humanos), expresaba su preocupación por el “considerable impacto de los desahucios en el goce, de los niños, de sus derechos humanos, señalando los altos niveles de estrés y sus repercusiones en las vidas cotidianas, conduciendo a la exclusión social de las personas afectadas, incluidos los niños e instando al Estado Español a proporcionar un alojamiento alternativo así como a realizar verdaderas consultas con las personas afectadas antes del desahucio con el fin de evaluar las repercusiones del mismo en la vida de los hijos”. (Informe Consejo de Europa, 2013). En 2014, Save the Children estimaba que un 82% de las familias afectadas por los desahucios tenía niños en el hogar y que este elemento “podía tener un impacto devastador en las vidas de las niñas y niños”.

Con motivo de las Elecciones municipales y autonómicas celebradas en 2015, la Plataforma de Organizaciones de Infancia publica “La infancia: una prioridad para la agenda política, 25 Propuestas de política local y autonómica a favor de la infancia”, en su medida nº 16 indica: “Proteger especialmente a las familias con niños y niñas frente a los desahucios dentro del marco general de protección del derecho a la vivienda”. Miguelena (2015) publicaba un artículo (basado en un trabajo de fin de master) en el que realizaba una aproximación al impacto de los desahucios en la infancia desde un enfoque de derechos en Guipúzcoa.

Mención especial merece que, a principios del 2016, una adolescente de 15 años (que se declara simpatizante de la PAH Barcelona) relata en un cuento infantil titulado “Cuando perdemos el miedo” -cuya protagonista es una niña de 7 años- las vivencias de un desahucio desde la mirada de los más pequeños. En palabras de la autora, “con el cuento he querido plasmar valores como la solidaridad, el apoyo, la empatía y la valentía de aquellos y aquellas que luchan por una vida digna”.

Otra investigación que debe señalarse es la realizada recientemente por Cruz Roja sobre la situación de la infancia desde la perspectiva de los niños en situación de vulnerabilidad social; en su breve apartado sobre vivienda, que lleva por título “Estabilidad residencial” (sic) indica que: “el 17% de chicos y chicas ha perdido la casa recientemente y se ha tenido que mudar” pero no entra en mayores detalles ni explica las causas de esa pérdida de la vivienda.

Quienes lo conocen de cerca no albergan dudas de que un desahucio, como pérdida abrupta del hogar, desestructura la vida cotidiana de las dinámicas de una familia y, en la mayor parte de las ocasiones, las deja en la calle al no disponer de alternativa habitacional. Cabe esperar entonces que el desarrollo de las niñas, niños y adolescentes se vea alterado por esta vivencia traumática, no sólo por la alteración al interior de la familia, sino también en la escuela, en su barrio y en el entorno comunitario. De ahí que resulte especialmente urgente arrojar luz sobre los desahucios desde las vivencias subjetivas de las niñas, niños y adolescentes y sus familias, teniendo en cuenta que no es escasa la normativa desarrollada por organismos internacionales, europeos, nacionales y autonómicos en las que el Interés Superior del Niño se establece como prioritario y debería prevalecer en aquellas medidas que se toman y afectan a sus vidas, en todo aquello que “les conciernen”.

Este proceso de desalojo adopta distintas formas dependiendo de la titularidad y régimen de tenencia del inmueble, distinguiendo al menos cuatro posibles situaciones: a) régimen de propiedad, b) alquiler privado, c) alquiler público o d) ocupación. Si bien las características sociodemográficas y las condiciones económicas de los y las afectadas en cada caso pueden influir de forma distinta en el desarrollo y resolución del conflicto, este estudio se ha centrado en el primero de los casos debido a la tendencia histórica de nuestro país, vinculada a la tenencia mayoritaria de vivienda en régimen de propiedad y generalmente materializada mediante una hipoteca bancaria. No obstante, a efectos del objetivo del estudio, la variable “régimen de vivienda” queda relegada a un plano secundario en tanto en cuanto los principales impactos que sufren los y las niñas presuponemos que no dependen de forma notoria de esta variable, lo que podría ser motivo de otro estudio.

Sobre estas premisas, y a iniciativa de la red Enclave, que entra en contacto con PAH Madrid y Qiteria, se conformó una alianza de investigación entre tres organizaciones sociales que ha dado como resultado la conformación de un grupo de trabajo sobre Infancia y Desahucios, cuyas líneas de colaboración quedaron establecidas en torno a: 1) la propia investigación y el informe que ahora se presenta, 2) la formación en materia de derechos de la infancia y vivienda a los colectivos afectados, y 3) la incidencia, mediante acciones directas reivindicativas y divulgativas (comunicado público por el 25 aniversario de la CDN[1], participación en medios de comunicación, acción directa frente al Ayuntamiento de Madrid o la acción permanente en redes). Dos años de trabajo comprometido y voluntario que no ha estado exento de dificultades; de momentos de desborde que fueron inteligentemente gestionados y superados siempre en aras de cumplir con nuestro objetivo final, el de contribuir a visibilizar y a frenar la vulneración de los derechos de la infancia, tal y como establece el artículo 39.4 de la primera norma de todo el ordenamiento, la Constitución española de 1978: “los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos”.

Para ello hemos empleado una metodología de aproximación cualitativa que se nutre de la palabra de los propios niños, niñas y adolescentes, a través de entrevistas y talleres grupales y participativos. De igual forma se han utilizado entrevistas semi-estructuradas a los padres, madres y/o adolescentes, miembros de familias que han sufrido un desahucio, o están a la espera de ser desalojados y se han puesto en contacto con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Madrid. También se han llevado a cabo entrevistas a expertos que trabajan en instituciones del ámbito de la protección de derechos de infancia a nivel nacional e internacional. A través del análisis de la información obtenida, se ha buscado visibilizar que los niños y niñas , no solo no son meros espectadores de un proceso de desahucio, sino que toman parte activa en las dinámicas familiares que implica el proceso de lanzamiento. Es más, a nuestro juicio, las niñas y niños son los principales afectados, no solo por la dureza de la situación o por las dificultades que la misma supone en sus vidas diarias, sino especialmente porque la infancia es el periodo fundamental para el desarrollo de la persona y no han encontrado un espacio colectivo donde compartir y gestionar sus vivencias.

Un estudio que se ha estructurado en dos partes diferenciadas. En la primera, se ha plasmado el resultado del análisis cualitativo de las voces de las y los principales afectados: familias y niñas, niños y adolescentes. El trabajo con la familias, arrojó los elementos emocionales, subjetivos y materiales asociados a las etapas del proceso, desde que las circunstancias les llevan a dejar de pagar, hasta que deciden acudir a la PAH y abordar colectivamente las consecuencias derivadas. Por su parte, y como principal innovación de este estudio con respecto a los anteriormente realizados, el trabajo con niñas, niños y adolescentes supuso, como ya se ha indicado, poner de relieve las vulneraciones de los derechos humanos de la infancia por parte de un modelo social que responde exclusivamente a los intereses de los poderes financieros.

En la segunda parte, el estudio aborda las bases jurídicas y la ausencia de datos por parte del principal titular de obligaciones, esto es, el Estado, para poder establecer algunas conclusiones y recomendaciones que esperamos puedan servir tanto para denunciar y desvelar esta situación como para seguir investigando al respecto y poder implementar políticas públicas que atiendan adecuadamente el derecho a la vivienda. En último lugar, aunque no menos importante, hemos recogido la metodología empleada en la investigación, no sólo porque como personas comprometidas con la investigación social y aplicada creemos que debe ser compartida sino para poder dotar este trabajo de la legitimidad que, con toda probabilidad, la academia nos exigiría.

Te quedarás en la oscuridad. Desahucios familias e infancia desde un enfoque de derechos busca ser una herramienta en la defensa de los derechos de la infancia en el proceso de paralización de los desahucios y una contribución que nos aproxime a las vivencias que sienten al ver peligrar la tenencia de su hogar -derivadas de las actuaciones de los poderes públicos y la sociedad en general-, y que expresadas en las propias palabras de las niñas, niños y adolescente que han participado en estudio se sintetizan entre el olvido y la oscuridad.

Puedes descargar la investigación completa en PDF

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