* Marta Martínez y Lorena Cabrerizo

En la primavera de 2014, el equipo de Enclave realizó la evaluación final del proyecto “Protagonistas: La participación de los niños y niñas en la construcción de una sociedad más democrática, inclusiva y con mayores capacidades para prevenir y hacer frente a las violaciones de los derechos de los niños/as” ejecutado por Save the Children International (Oficina de Perú), y financiado por la Unión Europea.

“Protagonistas” tenía como objetivo último contribuir a consolidar la participación de las organizaciones de niños, niñas y adolescentes (ONNAs) en los espacios públicos institucionales de elaboración, aplicación y monitoreo de políticas públicas relacionadas con sus derechos. Para ello, perseguía el fortalecimiento de las organizaciones de niños de El Salvador, Perú y Paraguay para poder ejercer plenamente su derecho a la participación, al tiempo que promovía el reconocimiento social e institucional de esta participación, teniendo como efecto inmediato una mayor visibilidad de las violaciones de sus derechos.

Para Enclave, toda evaluación debe partir del reconocimiento de unos principios éticos que fundamentan cada nuevo proceso. El primero es reconocer que la evaluación es siempre contextual y que se da, además, en un marco político determinado, por lo que los métodos y técnicas que empleamos se diseñan ad hoc para cada proceso; estamos convencidas de que las evaluaciones estandarizadas (aquellas que utilizan los mismos métodos y enfoques para todos los proyectos y que lamentablemente es una práctica demasiado común) arrojan, obviamente, resultados y conclusiones estandarizadas perdiéndose así la utilidad y aplicabilidad inherente a todo proceso de evaluación. Además, tenemos como principio rector incorporar en la evaluación a los propios niños, niñas y adolescentes involucrados en la vida de los proyectos, apostando por su protagonismo, una práctica que no ha estado exenta de resistencias adultas a lo largo de nuestra trayectoria laboral. Tanto es así, que hoy en día aún es posible escuchar que para qué queremos consultar a los niños y niñas. Creemos firmemente que no solo deben ser consultados, sino que deben ser actores protagonistas, tanto en el diseño y desarrollo de los proyectos, como en su evaluación.

La Guía que hoy compartimos es producto de estos dos principios en la evaluación: el reconocimiento del contexto político y el protagonismo de la infancia latinoamericana. En la Guía recogemos parte del trabajo realizado en la evaluación, quizá el más importante, ya que se trata de una herramienta diseñada para que las propias ONNAs se autoevalúen y midan su fortalecimiento a lo largo de los tres años que duró el programa. Inspirada en un trabajo previo de Cideal [1] dirigido a las organizaciones de cooperación para el desarrollo, y rebautizada como Prota-Estela, sirvió para que los propios chavales midieran por sí mismos las dimensiones clave de cualquier organización: capacidad, motivación, entorno y desempeño. Dimensiones que a su vez fueron desgranadas en otras más específicas que fueron puestas en diálogo con los indicadores del proyecto, permitiendo finalmente medir la consecución de los resultados.

Además de la herramienta, la Guía contiene tres capítulos previos que ayudan a los y las lectoras a comprender y completar el proceso: qué es la evaluación y su relación con los derechos de la infancia, las ONNAs como estructuras necesarias para impulsar la participación y el protagonismo infantil, y su fortalecimiento como condición imprescindible para cumplir con sus objetivos. Así, se recogen ejemplos concretos en varios países de América Latina del grado de fortalecimiento en el que se encuentran las organizaciones infantiles (en su exclusiva acepción de relativo a la infancia), ofreciendo una herramienta amigable para que las niñas, niños y adolescentes que las conforman puedan tomar conciencia de cómo avanzan y así salvaguardar la memoria histórica de su experiencia asociativa, uno de los grandes desafíos de organizaciones cuyos miembros afortunadamente se renuevan de forma permanente por razones biológicas obvias.

El mismo Jorge Cardona (miembro del Comité de los Derechos de la Infancia de NN.UU. de Ginebra), reconocía en el marco de un Congreso sobre los derechos de la infancia que en asuntos de participación y protagonismo América Latina tenía el liderazgo de las experiencias; nosotras no solo estamos convencidas de ello sino que llevamos más de 20 años acompañando, difundiendo y colaborando a las niñas y niños protagonistas de estas experiencias de organización. Confiamos en que esta Guía pueda abrir el debate a este lado del océano ante experiencias de participación infantil que siguen siendo insuficientes, aisladas, puntuales y con escaso arraigo de permanencia.

Y es que aún asistimos a una concepción de la participación infantil desde un enfoque adultocéntrico, que entiende la participación como aquella que refiere a las organizaciones que trabajan con o para la infancia, y no a las organizaciones protagonizadas, lideradas y conducidas por los propios niños, niñas y adolescentes. Ejemplo reciente fue la respuesta de un alto cargo de la Dirección General de Servicios para la Familia y la Infancia ante la pregunta sobre los mecanismos de participación que se habían habilitado para la elaboración de la nueva Ley de Protección a la Infancia cuando aludió únicamente a la participación de las primeras.

La participación de la infancia y la adolescencia en los asuntos que les afectan (que son todos, por cierto) no es una concesión o dádiva adulta; es un derecho y una condición fundamental para conseguir sociedades más democráticas e inclusivas con todas las personas que las habitan.

 

* Evaluadoras y cofundadoras de Enclave, Evaluación y Enfoque de Derechos

Descárgate la Guía

[1] http://fortalecimiento.cideal.org/

 

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